Salud y Azoteas
Muchos han descubierto que su edificio tiene azotea transitable durante la pandemia. Existen numerosos estudios médicos que avalan como las personas y familias que disponían de jardín, terraza o acceso a algún tipo de espacio abierto han sufrido menos estrés y traumas durante la pandemia.
Los estudios sobre una situación tan anómala y límite como fue el encerramiento de la población mundial durante los peores momentos de la pandemia no son nada más que un caso particular de innumerables estudios científicos y médicos previos en los que se constata que disponer de parques (green spaces), pasear cerca del mar y lagos (blue spaces) y hacer deporte en la naturaleza, montaña, … genera mejor equilibrio mental en las personas que viven en las ciudades. Es una válvula de escape que nos regula para mantener una vida lo más saludable posible y reducir las posibilidades de contraer enfermedades.
El tener un espacio medio de entre 100 y 400 m2 abierto al cielo en la azotea comunitaria de nuestro edificio nos ayuda a disponer de mayores posibilidades de soltar el estrés que se nos va acumulando. Para ir al parque a veces está lejos, a veces se nos descolocan los planes, para hacer deporte al aire libre igual. Y para salir el fin de semana a la montaña o la playa menos sencillo aún.
La azotea comunitaria de nuestro edificio debería ser nuestro refugio. La tenemos a menos de 1 minuto de casa. Podemos usarla durante el 90% del año para recibir la cantidad de sol necesaria para generar Vitamina D, esencial para nuestra salud, pues reduce el estrés y las enfermedades cardíacas – Clic aquí para leer el Artículo Cadena Ser – por lo que las azoteas nos sirven de válvula de escape mágica, sin hacer nada especial. Leer, hacer yoga, estudiar, ver la puesta de sol, teletrabajar, tomarse una cerveza, charlar, cuidar un huerto, ver amanecer, contemplar las estrellas, …
Sin duda el mayor motivo para promover la reforma y el uso de las azoteas comunitarias es nuestra salud y la de nuestras familias.